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Su trabajo por la comunidad inició en 1957 cuando tenía 8 años. Fue a través de un grupo que se unió para tratar de reconstruir la escuela en la que él aprendió a leer y a escribir. En 1958, una profesora le dijo algo que le marcó la vida: “Miguel, si usted cree que trabajar con la comunidad y por la comunidad es su misión en esta vida, entonces hágalo, pero hágalo bien, con amor y con cariño”. Desde entonces, ha participado en la labor comunal, incluso antes de que se le llamara como tal.

Cuando Miguel llegó a La Primavera, el sector tenía un 25 % de construcción y se encontraba casi baldío. Además, en ese entonces había muchas complicaciones en el manejo de la Junta de Acción Comunal, “seguramente por desconocimiento de las personas sobre varios temas”. Esta organización llevaba 6 años de constituida y, aunque Miguel llegó a Chía con la intención de no participar más en Asociaciones de Padres de Familia, Asociaciones Sociales, Cooperativas u Organizaciones de Acción Comunal porque consideraba por experiencia que algunas situaciones eran complicadas, asistió a la primera reunión a la que le invitaron en la JAC del sector. A pesar de que las personas no lo conocían, Miguel expuso cómo debería ser el trabajo comunitario para poder obtener mejores resultados. “Entonces la gente acogió esas recomendaciones y me postularon para ser el presidente de la Junta de Acción Comunal en el 2004. A partir de ese momento estuve pendiente, colaborando con ellos, haciendo recomendaciones, participando y ahí empezó realmente el trabajo comunitario en Chía”, agregó.

Lo que lo llevó a renovar ese deseo de volver a trabajar por sus vecinos fue la cantidad de necesidades que tenía el sector. La falta de servicios públicos, vías por terminar y otras solicitudes de la comunidad, lo motivaron a hacer un diagnóstico cuando fue elegido como presidente. De este modo, junto a su equipo, se dedicó a organizar la JAC y priorizar las necesidades y gestionar ante las instituciones públicas soluciones a sus problemáticas. Como uno se los resultados iniciales, Miguel logró concluir la gestión adelantada sobre el salón comunal. A través de la Gobernación de Cundinamarca y la Alcaldía Municipal de Chía se obtuvieron los recursos para su construcción.

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En el diagnóstico, Miguel notó que muchas personas no habían concluido su educación secundaria, por lo cual, la JAC presentó un plan de estudio semipresencial para que jóvenes y adultos estudiaran en el salón comunal. Para ello, lograron que una entidad con varias sucursales avalara, certificara y graduara a los estudiantes. “Desde entonces, más de 600 adultos y jóvenes desescolarizados han culminado el bachillerato y hoy muchos de ellos son técnicos o tecnólogos. Algunos están terminando la universidad y otros están iniciando. Esto garantiza que el proceso valió la pena y fue muy efectivo porque también muchos de ellos lograron conservar su trabajo, otros ascender o cambiar de condiciones laborales. Otros simplemente cumplieron con su sueño de terminar su bachillerato. Aquí se han graduado personas desde los 18 hasta los 70 años y es una satisfacción inmensa para todos tener ese proyecto”, recalcó.

Adicionalmente, Miguel también hace parte de algunas Cooperativas a través de las cuales ha apoyado diferentes sectores de la población a nivel nacional. “El Cooperativismo llamó mi atención por el tema solidario que hay, porque todos trabajan, pero se benefician por igual. Yo ayudé a constituir 4 cooperativas y he participado en 6 como integrante del Consejo de Administración”. En Chía, Miguel ha participado en Cooptacol, una cooperativa de microempresarios artesanales, y Coopmulider, de la cual actualmente es Representante Legal y que ayudó a fundar con el apoyo de la Junta de Acción Comunal de La Primavera en el año 2014. Además de estas instancias, Miguel también ha participado en fundaciones y otros mecanismos a través de los cuales se ha comprometido con el servicio a los demás.

Por todo este trabajo comunitario, su apoyo en entidades como la Gobernación de Cundinamarca y su labor comunal, Miguel fue condecorado con la Orden de la Democracia Simón Bolívar, en el grado Cruz Caballero. Esta distinción oficial es concedida por la Cámara de Representantes del Congreso de la República a ciudadanos que se destacan por su servicio a la patria y por el esfuerzo, lealtad y virtudes en favor de la democracia. Esto recalcó en él la convicción y satisfacción del servicio a los demás y motiva a otras personas a participar en el municipio.

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Actualmente, el reto más grande para Miguel se ha convertido en la participación en los últimos años. “Cuando las necesidades estaban vigentes la gente participaba mucho y se hacían diferentes actividades, pero hoy en día que se tiene toda la gente ya no participa, pues ya no les falta nada porque las necesidades básicas están resueltas”, recalcó. Sin embargo, a través de sus proyectos a futuro y desde instancias como la JAC y ASOJUNTAS, Miguel seguirá motivando la participación de la comunidad del municipio y gestionando soluciones a las problemáticas de los ciudadanos. “Hago un llamado a toda la comunidad para que participemos en las diferentes organizaciones sociales y espacios de Participación Ciudadana, a que nos vinculemos a conciencia y que cada trabajo que hagamos sea con amor, cariño y voluntad”, concluyó.