Fue diagnosticado con una enfermedad base hereditaria llamada AGAMMAGLOBULINEMIA, un trastorno que bloquea el crecimiento de las células del sistema inmunitario maduras y normales. Esta condición ha restringido su capacidad cognitiva y motriz, limitándolo para realizar algunas actividades propias de su desarrollo al ritmo de un niño promedio, tales como la evolución escolar, contextual y hasta familiar.

Sin embargo, aunque la forma en la que Daniel participa e interactúa no se asemeja a como lo hacen los niños de su edad, el entusiasmo y carisma que lo caracterizan lo han llevado a adaptarse a los procesos que se desarrollan dentro de la Mesa de Participación. En este espacio, él ha utilizado todas las herramientas y la necesidad de compartir con sus compañeros para mejorar sus habilidades y destrezas en el liderazgo, trabajo en equipo e interacciones sociales a la par de los otros niños que integran esta instancia.

Como Daniel requiere acompañamiento en el transcurso de sus actividades, su madre es quien apoya este proceso, para que la falta de recursos no sea un impedimento en su desarrollo y estimulación ya que él constantemente busca ser parte activa de este espacio de participación y generar acercamientos que conllevan a la empatía con sus compañeros y profesionales que apoyan el proceso, convirtiéndose en ejemplo, no solo para quienes le rodean en la mesa, sino también para todos aquellos que lo conocen.